viernes, 29 de junio de 2012



Volcán Masaya
Historia
 En el siglo XVI los conquistadores españoles creyeron que era la "boca del infierno", pues de acuerdo a las narraciones del cronista Gonzalo Fernández de Oviedo, los indígenas consultaban a una bruja dentro del volcán, por lo que Oviedo supuso que ella era el mismo diablo; fray Francisco de Bobadilla colocó una cruz a la orilla del cráter para exorcizar al demonio. En 1538 fray Blas del Castillo bajó al cráter del Masaya, por medio de poleas, por que creía que la lava era oro derretido. El 20 de marzo de 1772 hizo erupción el Masaya y derramó tal cantidad de lava que amenazó a la ciudad homónima con un completo extermino; para librarse de tan horrenda catástrofe los habitantes de la localidad sacaron en procesión la imagen de la Virgen de la Asunción hasta el borde de la laguna de Masaya (ubicada entre la ciudad y el volcán) y entonces, según declaración de testigos oculares, la corriente amenazadora se desvió al lugar conocido como El Portillo.

También la lava amenazaba al poblado de Nindirí cuyos habitantes también sacaron en procesión la imagen del Señor de los Milagros; cuenta la tradición que al Cristo se le desprendió del brazo derecho el clavo y donde cayó este la lava detuvo su avance de forma milagrosa por lo que se calmó la erupción. En 1902 se abrió una nueva boca en forma de respiradero, la cual se fue ensanchando y dio origen a un vasto cráter de 500 metros de diámetro y 300 metros de profundidad, que hoy es conocida como el cráter Santiago. Durante la estación lluviosa, es común que la lluvia se cuele dentro del volcán, haciendo que emita grandes cantidades de vapor ácido. De esta manera, una laguna ocupa el extremo este de la caldera.

En ocasiones, el Masaya emite grandes concentraciones de gases sulfurosos. Particularmente, el dióxido de sulfuro ha sido liberado del cráter Santiago en grandes cantidades y los vulcanólogos han estudiado estos eventos para entender más a fondo el impacto de la lluvia ácida y su potencial para causar problemas de salud. Esta lluvia ácida afectó los cafetales de las Sierras de Managua.


Fuente: MARENA

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